Somos futboleros
por doquier. El fútbol me absorbe y vence todas las noticias negativas del día,
una vez que recuerdo que va a haber un partidazo, o mi equipo favorito está más
cerca de llegar a su objetivo, un campeonato o una clasificación. Sin embargo,
el peruano promedio se ha resignado con el tiempo a ver el torneo nacional como
un mundial o una copa libertadores, siendo consciente en el fondo que el equipo
del que es hincha no será capaz de llegar a fases importantes en los torneos
internacionales, y debe resignarse a ver un campeonato cada vez más pobre en
cuanto a talento y organización; por eso hay tantos hinchas del Barcelona o el
Madrid, ya que queremos buscar el
triunfo o la sensación de sentirnos grandes en el plano futbolero fuera de las
fronteras.
Me encantaría
hablar del fútbol en general, que entraña tantos temas interesantes sobre los
cuales hablar, pero debo centrarme en algo mucho mas específico, el problema de
nuestra selección. En parte la selección es reflejo de la idiosincrasia de un
país, y guiándonos sólo por eso podríamos ver que realmente la organización
interna de la federación y la conducta de los jugadores a lo largo de los
últimos años, realmente serían razones para preocuparnos. Manuel Burga es uno
de los seres más repudiados de la historia del Perú, y con justa razón, porque
a pesar que es consciente que su labor no ha tenido buenos resultados y no
cuenta con el respaldo popular, que es sumamente importante, ha tenido el
descaro de permanecer al frente de la FPF por puro capricho y a través de
métodos fraudulentos y nada transparentes. Desde ese personaje que deja mucho
que desear en cuanto a decencia, toda la pirámide viene a estar contaminada,
y se pretende engañar a la gente como tú o como yo, que por arte de magia el país puede clasificar al mundial, creyendo
que sólo se trata de una cuestión de táctica y ya está, pero eso es lo más
falso que se puede decir, porque lo que sucede es que no se tiene acá una
concepción clara de lo que realmente es un proceso: darle un tiempo prudente al
técnico para que colabore no solo con el equipo mayor, sino con las divisiones
menores y los clubes en un trabajo
coordinado, además de ello con una reforma en cuanto a la manera de enseñar el
curso de educación física en los colegios, que ya proviene del Estado e
instituciones privadas, y que es algo que no solo ayudaría al fútbol, sino que
también sería de ayuda para que los deportistas peruanos en general no estén dando
pena en competencias internacionales como los juegos olímpicos, o los panamericanos.
Sin embargo, el tema más sonado en los últimos
día ha sido acerca del compromiso de los jugadores, y en especial del capitán
eterno, Claudio Pizarro, un delantero que sin duda alguna ha tenido un muy buen
desempeño en Europa, pero que solo viene a jugar por Perú como si fuera parte
de un hobby, como criar caballos o jugarse una ‘pichanguita’; de la boca para
afuera dicen querer con toda el alma que Perú clasifique, pero no hacen lo
necesario para lograrlo, porque repito, la clasificación de Perú
no pasa solo por el técnico y los jugadores, sino por un problema de mentalidad
y organización, pero los jugadores deben demostrar auténtico compromiso para
hacer lo posible por conseguirlo. Todo esto también está ligado a la
indisciplina y al déficit de ‘ubicaína’ que existe en los “cracks”, digo en
sentido irónico, de la blanquirroja; realmente no es cuestión de haber sido
pobre de niño y luego creerte la gran "cagada" cuando juegas en Europa, sino es
un problema en cuanto a la madurez y la crianza, algo que han demostrado muchos, pero que
Paolín refleja que no se da en todos, y además en conclusión nos enseña que, a pesar de las
adversidades que nosotros mismos nos ponemos, no tenemos razón para no dejar el
corazón por la franja roja.
C.G
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